Camino a la Libertad

Crnl (R) Galo Chacón I.

La libertad que hoy gozamos los ecuatorianos tuvo un largo camino que recorrer y en ese recorrido glorioso muchos compatriotas entregaron sus bienes y su vida por el bien de la patria. La gesta libertaria, a no dudarlo, se inicia en agosto de 1809 y, tras largos años de lucha y sacrificios, se consigue la ansiada libertad con el triunfo de Pichincha.

Una breve y compendiada síntesis nos recordará las vivencias de la guerra de la independencia en sus hechos político-militares más importantes.

La grave situación por la que atraviesa España, invadida por las tropas napoleónicas, precipita en Quito los acontecimientos. Los ajetreos políticos en los inicios de 1808 son descubiertos. Hay denuncias, prisiones, juicios… pero todo queda en nada, pues las autoridades españolas no pueden probar que hay insurgencia. En agosto se produce el grito de independencia y la formación de la Junta Suprema. El conde Ruiz de Castilla es depuesto del cargo.

“Acta Constitutiva de la Junta Suprema de Quito” y organización del Ejército

“Nos los infrascritos diputados del pueblo, atendidas las presentes críticas circunstancias de la Nación, declaramos solemnemente haber cesado en sus funciones los magistrados actuales de esta capital y sus provincias.

“…Al efecto y siendo absolutamente necesaria una fuerza militar competente para mantener el Reino en respecto, se levantará prontamente una Falanje compuesta de tres batallones de infantería sobre el pie de ordenanza, y montada la primera compañía de Granaderos quedando por consiguiente reforzadas las dos de infantería y el piquete de Dragones actuales.- el Jefe de la Falanje será Coronel, y nombramos tal a don Juan Salinas, a quien la Junta hará reconocer inmediatamente.- Dada y firmada en el Palacio Real de Quito a 10 de Agosto de 1809”.

De acuerdo con el serio y documentado historiador don Celiano Monge, que en 1913 publicó un ensayo titulado “Documento de Oro – Constitución del Estado de Quito, 1811 – 1812”, el Congreso Supremo Provincial se instaló en Quito el 11 de diciembre de 1811; asistieron a él como diputados conocidos próceres y personalidades de Quito y otras ciudades. Hubo, cierto es, acuerdos y desacuerdos, pero a la final se subscribió nuestra primera Constitución el 15 de febrero de 1812. El título del documento y la INVOCACION inicial, claramente nos hacen conocer el nacimiento del Estado ecuatoriano. (*)

Constitución Quiteña de 1812: “Pacto Solemne de sociedad y union entre las provincias que forman el Estado de Quito”:

INVOCACION: “En el nombre de Dios Todopoderoso trino y uno. El pueblo soberano del Estado de Quito… en uso de los imprescindible derechos que Dios mismo como autor de la naturaleza ha concedido a los hombres para conservar su libertad… persuadido a que el fin de toda asociación política es la conservación de los sagrados derechos del hombre por medio del establecimiento de una autoridad política, que lo dirija, y gobierne, de un Tesoro común que lo sostenga y de una fuerza armada que lo defienda: con atención a estos objetos para gloria de Dios defensa y conservación de la Religión Católica, y felicidad de éstas provincias por un pacto solemne, y recíproco convenio de todos sus diputados sanciona los artículos siguientes que formaran en lo sucesivo la Constitución de este Estado.” Quito 15 de febrero de 1812.

La situación de los patriotas en Quito y jurisdicciones vecinas no era de lo mejor y no se avanza en los afanes de Libertad.

En Guayaquil aparecen algunos patriotas; entre otros, Vicente Ramón Roca, José Joaquín de Olmedo, José de Antepara y José de Villamil; en las costas de la Presidencia, naves insurgentes invitan a la insurrección.

Producido el 9 de octubre de 1820, la Junta dispone la organización de la “División Protectora de Quito”, que es legalizada el 11 de noviembre del mismo año, mediante un reglamento.

El acta que firman los patriotas claramente habla de la “Declaración de independencia por el voto general del pueblo, al que están unidas todas las tropas acuarteladas”. José Joaquín Olmedo, al prestar juramento ante la Junta, afirma ser “Fiel a su Patria, defenderla, coadyuvar con todo aquello que concierne a su prosperidad y ejercer bien y legalmente el empleo de Jefe Político que se le ha encargado”. Olmedo reafirma el juramento del prócer anterior y jura ser “independiente, fiel a la Patria y defenderla con todas las fuerzas que estén a su alcance. Por su parte el Cabildo pide para confirmar en el cargo a los antiguos empleados, que libremente juren “ser independientes y fieles a la Patria”.

“Reglamento provisorio de gobierno aprobado por la Junta Electoral de la Provincia”.

En el campo militar el reglamento da varias disposiciones; entre otras, el Art. 5to. señala atribuciones, tales como: “1ro. proveer todos los empleos civiles y militares; 4to. levantar tropas y dirigirlas donde convenga”.- Art. 7mo. “El arreglo de la tropa, orden de asensos, planes de defensa y todo lo concerniente a la milicia, pertenecen al jefe militar”.

Al declararse Guayaquil, libre e independiente y organizar la fuerza militar, se convierte prácticamente en la base de operaciones para la liberación de Quito, la que se va a dar en dos periodos claramente definidos: uno con personal y medios puramente nacionales y otro con ayuda extranjera.

El triunfo de Pichincha consolida la independencia del futuro Ecuador y queda sellado con una ceremonia de permanente recordación.

EL coronel Manuel Antonio López Borrero, participante en la batalla de Pichincha, como abanderado del batallón PAYA, describe así en sus memorias el izamiento de la bandera, el 24 de mayo:

“El Comandante Makinstosh con el batallón Albión fue destinado a ocupar el Panecillo y recibir el armamento, parque y demás elementos de guerra; y como este cuerpo no tenía bandera para enarbolarla en la fortaleza, el General en Jefe me ordenó que fuese con él. Luego que llegamos al Panecillo se presentaron los oficiales y la tropa española de nacimiento que había capitulado, se formaron en la plazuela de la fortaleza, hicieron un saludo a su bandera, la bajaron, la guardaron en una caja para llevarla a España, entregaron las armas, y yo izé la de Colombia, que desde entonces empezó a flamear en la Capital de Atahualpa”.

Descontentos los realistas, no aceptaron el triunfo patriota en Pichincha. En Pasto arman tropas e invaden por el norte el territorio de la Presidencia. El Libertador Bolívar que se encontraba en la hacienda El Garzal, cerca de Guayaquil, prepara tropas para castigar a los invasores, que se habían ubicado en Ibarra, donde se produce el 17 de julio de 1823 la celebre batalla que posibilitó en forma definitiva el abandono por siempre del león ibero que, herido de muerte, abandonó estos territorios, dejando, eso sí, una honda huella de su hispanidad en los diversos campos del vivir nacional.